sábado, 29 de mayo de 2010

Final Fantasy XIII

Por: William van Dijk Martín

Se suele decir que son los rasgos característicos de una franquicia los que la definen. Esos pequeños detalles que nunca se olvidan, que se relacionan automáticamente con una experiencia. Es curioso: no suena la melodía “Prólogo” en el inicio de Final Fantasy XIII. El menú se presenta con el suave ritmo de la instrumental creada por Masashi Hamauzu, telón de fondo para desplegar la obra más importante de la época reciente de Square Enix. Se preguntará el lector qué importancia puede tener un hecho tan aparentemente insignificante como este, y lo hará con razón. No obstante, si se analiza detenidamente sirve como indicador para definir el espíritu del mastodóntico proyecto que se puso en marcha hace seis años, cinco de ellos en producción, cuatro desde que fue presentado por primera vez, que tenía como objetivo recuperar el prestigio perdido de una franquicia anclada en el pasado. Las fórmulas tradicionales ya no tienen el efecto deseado entre los usuarios, que ahora buscan vivencias más profundas, personalizables. Que ofrezcan libertad, en resumidas cuentas.

Había que innovar y así se ha hecho. Los cambios se tienen que hacer desde la base: tal vez por ese motivo no suena la melodía creada por Nobuo Uematsu, porque el espíritu ha cambiado, las exigencias son mayores. Así lo ha entendido Square Enix y a esa causa se ha entregado en el tiempo que le ha llevado desarrollar Final Fantasy XIII. Atrás quedan las habladurías, los rumores, el constante goteo de información, las críticas infundadas contrarrestadas por comentarios en los que se ha mostrado la personalidad de la compañía japonesa. Ya no desprende el misticismo de los 90, qué duda cabe. Sin embargo, es fácil apreciar el empeño juvenil con el que presenta a su criatura. La defienden a capa y espada argumentando el punto que mejor define este nuevo espíritu del que hablamos: Final Fantasy XIII es una experiencia distinta a las anteriores. Ni mejor, ni peor –aunque todo es discutible-, simplemente distinta.

Final Fantasy XIII (PlayStation 3)

Por el camino, como podremos comprobar a lo largo de este análisis, se han perdido algunos elementos característicos y se han ganado otros. Se ha puesto en el asador una inversión que fácilmente podría ser la de una superproducción hollywoodiense, y con ello se ha conseguido alcanzar el listón al que gráficamente nos tiene acostumbrados Final Fantasy. Tanto en este como en el resto de aspectos técnicos poco o nada tiene que envidiar esta obra a las más punteras que se han dejado ver en 360/PS3, versiones ambas que, por cierto, son prácticamente idénticas entre sí. Ha valido la pena el esfuerzo que ha llevado desarrollar un nuevo motor gráfico, el Crystal Tools Engine, del que a buen seguro tendremos ocasión de hablar en futuros proyectos de la compañía. Vaya por delante la pretensión de querer crear una experiencia cinematográfica que ha querido emular la esencia de Advent Children, su espectacular puesta en escena. El ritmo del que carecen los JRPG y que, en consideración de Square Enix, es la llave para obtener tan ansiada frescura que pedía a gritos el género.

Final Fantasy XIII (PlayStation 3)

El constante flujo de información que se ha vertido sobre el título ha servido para que los usuarios tengan de antemano varias consideraciones acerca de calidad del mismo, de las que si bien muchas son ciertas, otras se alejan bastante de serlo. Tanto en lo referente a este artículo como a la hora de introducir el disco en la consola y de comenzar a jugarlo es conveniente dejarlas a un lado, olvidarlas, pues si de algo puede presumir Final Fantasy XIII es de conservar la magia de sus hermanos mayores, aunque acuse taras que le alejan de la magnificencia que mostraba la franquicia en otros tiempos. Quizás por las limitaciones de la tecnología o, visto desde el ángulo contrario, por no saber adaptarse como anillo al dedo a la generación actual. Lo cierto es que la competencia poco ha podido hacer en este sentido pese a la calidad que ha mostrado Lost Odyssey, Star Ocean IV, Tales of Vesperia o Demon's Souls, por mencionar un puñado entre tantos. En cualquier caso no es de nuestra pertinencia discutir en este artículo el estado de salud del JRPG, al que muchos ven ya muerto y sepultado por su vecino, el RPG Occidental.

Final Fantasy XIII (PlayStation 3)

Lo que hoy nos ocupa es descubrir el peculiar sistema que ha elegido Square Enix para desarrollar este título, haciendo del argumento su eje principal. Se trata de imaginar la esencia de Final Fantasy reducida a su exponente más básico y esencial, sin nada que lo adorne, y ahí está precisamente el talón de Aquiles de este capítulo. La atención se centra en historia de seis personajes que por las querencias del destino acaban uniendo sus fuerzas para cambiar el mundo en el que les ha tocado vivir, del que son expulsados por diversas causas. Sobre ellos versa el guión de esta obra. El resto sirve como excusa para unir los fragmentos que, tejidos con sabiduría, se introducen para transmitir una moraleja que sólo podrá descubrir el jugador que se decida por adquirir el producto.

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